miércoles, 4 de marzo de 2009


Hago recorrido por la casa
Sucia y mal habitada
Las camas vacías…
Las puertas que no te ven llegar.
El mismo sillón viejo;
Ese, donde la humedad fluía entre las piernas…
Todo tiene grabado tu nombre.

Deseando traer el pasado a mi vida,
Sedienta de tus besos
por el sabor amargo del licor,
me atrevo a escribirte cada noche.

Me doy cuenta que los días pasan
y me hago vieja tratando de encontrarte.
Te busco en cada beso,
en cada caricia recibida,
y sólo estas en mi cabeza:
Hirviendo en mis deseos,
llorando en mis recuerdos…


Las noches te destapan
y no eres más tú.
No hay nadie entre las sabanas.
Ese que está ahí no es nadie,
pues nadie es igual a ti.
Son sólo cuerpos desnudos,
sedientos de placer:
absorben de mi hasta la ultima gota de amor
y queda sólo el hastío de los cuerpos usados,
el rencor por mi debilidad…

Las mujeres somos flores marchitas.
Los hombres títeres a nuestra disposición.
Tú, ya no eres mi instrumento.
Yo no seré mas tu propiedad.

Lejos, en distintas ciudades,
con nuevos amores fugitivos.
Los días pasan lentos,
asfixiando hasta el último recuerdo
del sudor de cada uno.
Y seguimos como idiotas,
amando a quien se cruza por nuestro camino,
buscando en otros seres la mitad que no encontramos.
Y el amor se acaba… ¿O es que nunca existió?


Zahory



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